En los fragmentos de Animales distantes, séptimo libro de poesía de Nadia Prado, la oscuridad no se presenta como un absoluto. Acá las ausencias también iluminan, las palabras se quiebran y llevan flores. Y al modo de una arqueóloga, profundiza en las diversas imágenes de la memoria íntima y política: «Tanto esfuerzo para rehacer la vida, tanto esfuerzo en medio de la belleza y el horror, tanto esfuerzo para simular lo perdido». Pero como dice Raquel Olea: «La escritura de Nadia Prado sabe que lo perdido se halla en el lenguaje, en su archivo, en el tramado de la escritura donde signos, gestos, ritmos, tonos, escuchas afectan las palabras. Su afección es la poesía».