Egoísta y solitaria, Cassandra Darke es una marchante de arte que vive en una lujosa mansión del barrio de Chelsea, en el mismísimo corazón de Londres. Se ha convertido en una paria social, pero no le preocupa. Entre una Navidad y la siguiente, ha empañado la reputación de una galería del West End y encadenado una condena por fraude, de la que ha salido indemne, pero ha dejado su saldo bancario en números rojos. En la escala de infracciones, el fraude ocupa para Cassandra un lugar ínfimo, pues no conlleva «ni armas, ni violencia, ni cadáver». Sin embargo, todo cambia cuando aparece algo en la mansión que sí podría suponer violencia y tal vez un cadáver. Nicki, la joven ex inquilina de la casa, dejó en el sótano un regalito que obligará a Cassandra a salir de su suntuoso refugio y echarse a las calles. Y no precisamente a las de su barrio lujoso, sino a las de otros lugares más sórdidos y tenebrosos, donde deberá elegir entre el sacrificio o la salvación.