Hay preguntas que rondan a los escritores y que suelen aparecer en los momentos menos esperados de la mano de periodistas, profesores, lectores o desconocidos vecinos en un viaje en bus. ¿Y cómo, cuándo y por qué empezó a escribir?, son algunas de esas preguntas que casi siempre van acompañadas de una sonrisa inocente y de las que se espera una respuesta reveladora, novedosa, digna de ser colocada en letras de bronce; preguntas que son formuladas por personas que parecen bien intencionadas, incluso por niños de colegios que quieren una respuesta sencilla para cumplir rápidamente con la tarea que les han pedido sus maestros. Pero no es fácil para un escritor precisar cuándo o por qué empezó a escribir; en qué momento descubrió que las palabras y el oficio de contar historias serían su manera de explicarse la vida que lo rodea, de dar forma a sus sueños, de crear pequeños puentes que lo comuniquen con un otro, desconocido la mayor parte de las veces, que tendrá la gentileza de abrir sus libros y ponerse a leer.