En el aprendiz de zapatero, Tolstoi nos narra de su propia observación directa, como ya hizo en La muerte de Ivan Ilitch o Las memorias de un loco, como Semel, un zapatero que malvivía con su mujer y sus hijos decide ir a cobrar unos rublos que le debían, sin mucho éxito. De regreso a su aldea, se encontró a un hombre joven desnudo completamente, quien había sido castigado por Dios, Mikhail, y en un acto de bondad y caridad, se lo llevó a su casa. A partir de este momento, la vida de Semel da un giro y los acontecimientos que van sucediéndose con el paso de los años les hace comprender a quién habían vestido y alimentado y quién era aquel que vivía con ellos.