En un proceso inverso al de la ciencia ficción, estos cuentos orientales nos remiten al ambiente de Las mil y una noches y, con ingenio y buen manejo del género, los auto-res van entretejiendo -entre las vicisitudes de los príncipes, doncellas y sultanes de los relatos de Sherezada- todo cuanto se sabe de las propiedades del carbono, per-sonaje principal de este libro.'Y si el lector -nos dicen los autores al fin de su prólo-go-, por terminar alguna de nuestras extravagantes historias, se va a la cama un po-co más tarde, nos daremos por satisfechos, pues ¿cuántas veces no se habrá dormi-do, casi de inmediato, con un libro de química en la mano?'.