Un edificio de muros desconchados en el centro de Budapest, una familia hecha pedazos, un colegio que niega a los chicos el derecho al futuro: esta es su vida, a la que Sándor, sin embargo, no se resigna. ¿Es que acaso no existe un mundo en el que la mezquindad quede desterrada y el valor venga premiado? ¿Un mundo en el que
sea posible vengar las ofensas, derrotar el crimen, castigar a los malvados, defender