El campeón del mundo de ajedrez Aleksandr Alekhine juega las partidas del mismo modo en que vive su vida: de victoria en victoria, de continente en continente. En septiembre de 1939 se embarca rumbo a Europa desde Buenos Aires junto con su mujer sin otra preocupación más que la revancha que lleva doce años negando a su eterno rival, el cubano Capablanca. Pero en París le espera una carta llamándolo a filas, al tiempo que el Reich le insta a unirse a su proyecto. En un momento en el que todo puede aún decidirse en el tablero, Alekhine toma una resolución que lo convertirá en rehén del nazismo y del propio Goebbels. Poco a poco, las piezas de su propia jugada maestra —su esposa, Grace, y los grandes maestros judíos del ajedrez, ahora perseguidos— irán cayendo una tras otra.