Para comprender bien la posición de la Iglesia en la sociedad moderna, es necesario comprender que ella está dispuesta a luchar sólo para defender su particular libertad corporativa (de la Iglesia como Iglesia, organización eclesiástica), es decir, los privilegios que proclama ligados a la propia esencia divina; para esta defensa la Iglesia no excluye ningún medio, ni la insurrección armada ni el atentado individual, ni el llamado a la invasión extranjera. Una reflexión que se lee con frecuencia es esa de que el cristianismo se ha difundido en el mundo sin necesidad de auxilio de las armas. No me parece justo. Se podrá afirmar eso hasta el momento en que el cristianismo no fue religión de Estado (o sea, hasta constantino); pero desde el momento en que se transforma en el modo externo de pensar de un grupo dominante, su muerte y su difusión no pueden distinguirse de la historia general y, por tanto, de las guerras; toda guerra ha sido también guerra de religión, siempre. Antonio Gramsci