Los editores Claudio Salinas y Hans Stange se plantearon la siguiente pregunta: ¿Qué discursos produce el cine chileno sobre los hechos que consideramos históricos? O, de otra manera, ¿cómo representa el cine los acontecimientos históricos? La respuesta que surgió fue amplia y compleja, según las funciones que puede cumplir esta disciplina artística como espacio de representación sociocultural y fuente de memoria. Así es como estos académicos orientaron su trabajo hacia el estudio de los usos que el cine y la historia hacen tanto del hecho histórico como uno del otro. Para este ejercicio invitaron a un selecto grupo de investigadores en Ciencias Sociales quienes, desde sus particulares áreas de análisis, respondieron estos cuestionamientos a partir de ciertas películas de la filmografía nacional: El Húsar de la muerte, Caliche sangriento, Machuca, Tony Manero, Post Mortem y NO.