Cuando más necesitamos de una buena política, tanto más ella se nos aleja. Especialmente grave es que ello ocurra también entre quienes sistemáticamente han cultivado sus conocimientos. Hombres y mujeres de la razón se distancian así de la esfera pública, movidos por las justas retribuciones de la vida privada y ahuyentados por el descrédito de la política. Se trata de una grave deserción que nada bueno presagia para nuestra sociedad latinoamericana. Para enfrentar esta deserción de las élites e