Si bien no faltan ideas para poner el mundo en su lugar, ¿cómo se las puede hacer escapar del museo de las potencialidades incumplidas? Últimamente, el orden social ha suscitado un sinnúmero de protestas, desde las revueltas árabes hasta los movimientos de los indignados. Desde aquellas grandes multitudes reunidas contra la guerra de Irak, decenas de millones de manifestantes salieron a las calles, de España a Egipto, pasando por Estados Unidos, Turquía y Brasil. Llamaron la atención, pero no consiguieron mucho. Su fracaso estratégico es una ayuda para trazar el camino a seguir.