Existe evidencia probada de que la planta de cannabis puede ser utilizada para aliviar el dolor
ocasionado por enfermedades graves que no dan tregua a quienes las padecen. A partir de su
utilización, los pacientes tienen una vida más digna y la posibilidad de seguir profundizando los
vínculos afectivos que, muchas veces, también se deterioran frente a circunstancias de enfermedad
y, en especial, de dolor.
Como explican los autores de este libro, los doctores Marcelo y Mariela Morante, en estos casos el
dolor no siempre es uno solo, orgánico e identificable, sino que también este es causado por el
aislamiento, las reacciones de los pares, las imposibilidades cotidianas y un sinnúmero de aspectos
que la enfermedad altera, haciendo que la calidad de vida de las personas se vea muy reducida.
Este trabajo, que seguramente será el punto de partida de debates, estudios y futuros logros,
expresa una voz que viene de lejos y pide a gritos ser escuchada: el ser humano que sufre tiene el
derecho de aliviar su dolor y nada debería impedírselo. Los testimonios de pacientes y de otros
médicos que acompañan la exposición de los doctores Morante demuestran que la planta de
cannabis debe ser considerada una medicina. Administrada en conjunto con los tratamientos
médicos adecuados y bajo supervisión profesional, es capaz de causar efectos muy beneficiosos en
pacientes con enfermedades como cáncer, esclerosis múltiple, ELA, epilepsia, Parkinson, fibromalgia
y autismo, entre otras.
Nuestra sociedad se merece una discusión sobre este tema (y sobre esta planta, que acompaña al
hombre desde los inicios de la humanidad), y los más indicados para guiarnos son los médicos, los
investigadores, las madres, los cultivadores y los pacientes: Sin dolor los reúne a todos.
El ser humano que sufre tiene el derecho de aliviar su dolor y nada debería impedírselo.