Tres ceremonias, la tercera novela de Nicolás Campos Farfán, constituye dentro de una
prometedora trayectoria literaria, su trabajo más desafiante a la fecha, no sólo al consolidar un
estilo narrativo caracterizado por una prosa pulcra, los pasajes contemplativos y su habilidad para
crear imágenes evocadoras, sino que también al utilizar nuevas estrategias discursivas que
complejizan la forma y estructura de lo relatado (múltiples narradores, saltos temporales, etc.),
dando como resultado un texto fragmentado, polifónico y muy sugestivo.
Tres ceremonias es una novela cuya unidad gira en torno a la historia de una pareja. Está dividida
en tres partes, que pueden leerse también como cuentos independientes. En la primera de ellas,
“Mandarinas”, su personaje es Chío, una adolescente que hace un viaje en micro desde Puente
Alto a Talcahuano para participar en un torneo de taekwondo. En ésta se establece una poética de
lo sencillo, de lo provinciano, de lo adolescente; es decir, de lo frágil y excluido.
En “La ceremonia y el té” su personaje es Enzo, un hombre viejo, uruguayo. Pero el narrador del
relato es Pablo, quien, se descubrirá en la siguiente parte, fue novio de Chío. Enzo llega a un
pueblo del sur de Chile cercano a Valdivia. No conoce el lugar y busca a un amigo suyo.
Por último, en “Aquí comienzas, aquí termino” sus personajes son Chío y Pablo como pareja.
Pasan por una crisis, se van a separar, pero con una particularidad, han acordado que dejarán de
verse sin contárselo a nadie. Así, como compartiendo un secreto, la separación para ambos
adquiere las características de un ritual.
Tres momentos, tres historias, tres ceremonias entrelazadas por el inefable azar o destino.