Comprueba que casi todos los conflictos ambientales en Chile se relacionan con la extracción de recursos naturales que involucran, a su vez, recursos hídricos presentes en tierras de propiedad indígena o que las comunidades indígenas reivindican como propias, o que impactan territorios de uso y aprovechamiento de comunidades locales (pescadores artesanales, campesinos o villorrios rurales). Y que, además, para lograr esto, sustraen del control territorial de estas comunidades recursos de uso ancestral, particularmente el agua, sobre los que han estructurado sus economías desde tiempos inmemoriales y que ha hecho posible la preservación de sus culturas. Esto ha llevado al desecamiento de las fuentes de agua, la pérdida del derecho ancestral sobre el uso productivo de ellas, la degradación del hábitat y los ecosistemas indígenas, su contaminación por vertimiento de desechos industriales, minerales y químicos; el desplazamiento de la población y la alteración de sus usos y costumbres. Esta publicación se hace en coedición con el Observatorio Ciudadano (ex Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas).