El aburrimiento de las tardes de domingo, el ajetreo del centro, los bares donde se reunía el hampa, el matrimonio, las fiestas públicas, la entrañable relación de los cesantes con el cine… La vida entera cabía$ en las “Aguafuertes Porteñas”, títulos de las aclamadas columnas que Roberto Artl publicó desde 1928 hasta un día después de su muerte, en 1942, en el diario El Mundo de Buenos Aires. Aquí reunimos una selección de 55 columnas, centradas en personajes por los que Artl sentía especial fascinación: pillos, holgazanes, ludópatas y perdedores de toda laya. Sin duda, estos retratos son el testimonio irrefutable del talento para ver y escuchar lo que ocurre en la ciudad, las historias y los sujetos con los que el cronista se encuentra en su vagabundeo cotidiano. Más allá de la excentricidad del hombre corcho, el ladrón de ladrillos o el bizco enamorado, el resultado es una cartografía humana en la que resulta imposible no reconocerse. Los que mantuvieron vigente a Artl y lo salvaron del olvido fueron los lectores. Se lo ha leído siempre y se lo lee hoy y desde hace 50 años es un escritor actual. Ricardo Piglia.