«El mar no baña Nápoles se publicó por primera vez en la colección Gettoni de la editorial Einaudi, con una presentación de Elio Vittorini. Era el año 1953. Italia salía llena de esperanzas de la guerra y discutía sobre todo. Por su argumento, mi libro también se prestaba a discusiones: fue juzgado, desgraciadamente, un libro contra Nápoles. Esta condena me supuso una separación, que se convirtió en definitiva en los años que siguieron, de mi ciudad.» Así se refiere Anna Maria Ortese a las reacciones que despertó la publicación de este volumen que, lejos de inscribirse en la corriente neorrealista, como consideraron algunos críticos de entonces, es la crónica febril de un desarraigo. En estos cinco espléndidos relatos, la mirada implacable de Ortese no puede apartarse del horror y la fascinación que le provoca una ciudad herida y mágica.