Ambientado en el Japón de la era Edo. La historia narra las aventuras de Manji, un guerrero que tiene una gran ventaja sobre sus rivales: ninguna herida lo puede matar. Victorioso en más de cien enfrentamientos a muerte ante otros samuráis, entre ellos el marido de su hermana. La historia nos explica como una monja anciana, de la que se dice que tiene 800 años, le concede el don de la inmortalidad mediante unos gusanos llamados kessenchu, que le curan cualquier herida y hasta restauran miembros amputados aunque la amputación haya sido hace horas. La muerte de su hermana lo lleva a aceptar la misión que acabará con su inmortalidad: debe matar a mil hombres malvados para redimirse.