Hoy pareciéramos asistir al fin de los sujetos, avasallados por los poderes fácticos, los mercados, las comunicaciones y a una erosión de las sociedades políticas estatales nacionales subyugadas por los fenómenos de globalización y por su fragmentación interna. Así, la pregunta sociológica fundamental al cambiar el siglo e iniciarse un nuevo milenio es: ¿necesitamos sociedades?, ¿podrán ellas actuar sobre sí mismas? Y estos desafíos, ¿cómo se expresan en nuestro continente y en nuestro país?