Este libro inolvidable pone en acto el gran desafío del arte: hacernos desde la memoria, crecer con la conciencia, y aventurarnos a ser dueños de la belleza.
Alejandra Slutzky, con su novela, construyendo desde su subjetividad, logra, a través de sus recuerdos que van de lo siniestro a lo maravilloso, poner en pie una auténtica epopeya familiar que nos hace sentir parte del mundo, en lo que el mundo tiene de humano y trascendente.
Hay una historia familiar y hay una voz, un alma que narra esa historia con tanta pasión que nos incluye, con tanto dolor que nos hace temblar, y con tanta esperanza final que ilumina nuestros propios destinos, aun en tiempos donde pareciera que se pierde el sentido de la vida.