La fuerza de este ensayo, referencia obligada para todo aquél que esté interesado en el creador de Zaratustra, radica en el vínculo que unía al autor con un Nietzsche aún desconocido: Brandes fue amigo cercano del filósofo, y escribió el libro cuando éste todavía vivía, de ahí la cálida magia que lo empapa y lo hace especial frente a los cientos de ensayos que aparecieron más tarde. Cuando Georg Brandes, en ... Ver más
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La fuerza de este ensayo, referencia obligada para todo aquél que esté interesado en el creador de Zaratustra, radica en el vínculo que unía al autor con un Nietzsche aún desconocido: Brandes fue amigo cercano del filósofo, y escribió el libro cuando éste todavía vivía, de ahí la cálida magia que lo empapa y lo hace especial frente a los cientos de ensayos que aparecieron más tarde. Cuando Georg Brandes, en su interpretación de la filosofía de Nietzsche, formuló la expresión radicalismo aristocrático, éste manifestó su aprobación: La expresión radicalismo aristocrático que usted me dirige me agrada. Permítame decirle que es lo más fuerte que de mí se ha dicho. Indudablemente, Nietzsche consideró a Brandes un intérprete a su altura. El libro incluye la correspondencia que intercambiaron Brandes y Nietzsche desde el 26 de noviembre de 1887 hasta el 4 de enero de 1889, además de un artículo necrológico que Brandes escribió a la muerte de éste en 1900. El lector encontrará un testimonio excepcional que ilumina los orígenes del mito Nietzsche.
La fuerza de este ensayo, referencia obligada para todo aquél que esté interesado en el creador de Zaratustra, radica en el vínculo que unía al autor con un Nietzsche aún desconocido: Brandes fue amigo cercano del filósofo, y escribió el libro cuando éste todavía vivía, de ahí la cálida magia que lo empapa y lo hace especial frente a los cientos de ensayos que aparecieron más tarde. Cuando Georg Brandes, en su interpretación de la filosofía de Nietzsche, formuló la expresión radicalismo aristocrático, éste manifestó su aprobación: La expresión radicalismo aristocrático que usted me dirige me agrada. Permítame decirle que es lo más fuerte que de mí se ha dicho. Indudablemente, Nietzsche consideró a Brandes un intérprete a su altura. El libro incluye la correspondencia que intercambiaron Brandes y Nietzsche desde el 26 de noviembre de 1887 hasta el 4 de enero de 1889, además de un artículo necrológico que Brandes escribió a la muerte de éste en 1900. El lector encontrará un testimonio excepcional que ilumina los orígenes del mito Nietzsche.